Complementario al evento realizado el pasado mes de septiembre entre experimentados somelieres, el 30 de noviembre se celebró la última cata a ciegas de los vinos de Ribera del Duero de 2021; ahora, un centenar de consumidores eligieron sus diez etiquetas favoritas, entre las veintena previamente seleccionada por los profesionales del vino, convocados por Grupo Milenio y el Consejo Regulador de Ribera del Duero, bajo la dirección del somelier Luis Morones, Wine Brand Ambassador de la D. O. de Ribera del Duero.
Arzuaga 2014, gran reserva; Figuero 15 2014, reserva; Garmón 2017, cosecha; Lleiroso 2015, reserva; Leiroso Sergio Hernández 2011, reserva; Pago de los Capellanes 2016, reserva; Pradorey Finca Valdelayegua 2016, crianza; Protos 2017, crianza; Valdubón 2016, reserva, y Valtravieso Finca La Atalaya 2017, reserva, fueron las etiquetas de la Denominación de Origen española que cautivaron el paladar de los asistentes, quienes asistieron en dos turnos a la nueva sucursal del restuarante Al Andalus, al sur de Ciudad de México.
Felipe Vázquez, uno de los participantes, luego de reconocer el cuidado puesto por los organizadores para las medidas sanitarias establecidas para el evento, y agradecer la oportunidad de probar las diez etiquetas dispuestas para su turno en un ambiente profesional, opinaría: “Ya he participado en otras catas a ciegas, y me agrada las grandes sorpresas que depara hacer a un lado los prejuicios de las etiquetas, porque te das cuenta que al dejarte llevar por los sentidos —mirada, olfato y gusto—, puedes involucrarte mejor con lo que te ofrece el vino”.
María del Carmen Álvarodíaz, otra participante, agradecería a su vez la tranquilidad generada por las medias sanitarias establecidas —“Me gustó que fuera una cata en pandemia, lo cual implica tener valentía para realizarla”—, lo que le facilitó disfrutar de la dinámica y armonía lograda alrededor del vino.
Por su parte, el desempeño de Iván Galván como somelier le permitió expresar la siguiente opinión: “Tú como profesional del vino puedes orientar a los consumidores pero, al final, son estos quienes compran los vinos, por lo que considero que el ejercicio les sirvió muchísimo para no dejarse influenciar por una marca o precio, que no siempre reflejan su calidad.
Agrega una observación final: “La sorpresa más interesante fue descubrir que ya no nos dejamos ir tan fácil por la vista, porque entre los vinos que resultaron favoritos se encuentra uno con evolución en color sin tanto brillo, además de contar con sedimentos, lo que considero un parámetro muy bueno porque ya no estamos dejándonos llevar tanto por la vista, sino por las características aromáticas, de estructura, sabor, equilibrio y todo la complejidad que puede llegar a tener el vino. Es un paso muy grande en las catas a ciegas en México, porque ya no tenemos esa influencia”.
