2021-07-19

Los vinos de Ribera del Duero, una atractiva opción para acompañar la comida mexicana

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¡Todo listo!

Ciudad de México, julio 2021. Una fiesta de los sentidos se realizó en el salón-terraza de Chapulín, el restaurante de alta cocina mexicana del hotel Presidente Intercontinental Polanco, en Ciudad de México, donde el pasado 15 de julio se celebró la comida-maridaje “Enlazando tradiciones mexicanas”. Convocados por el Consejo Regulador de Ribera del Duero, una quincena de influencers mexicanos acudieron al evento, para casi de inmediato difundir sus impresiones entre los miles de seguidores que poseen en redes sociales, con lo que se busca integrar a nuevas generaciones de consumidores.

“Los vinos de Ribera del Duero tienen una acidez fresca y equilibrada, lo que les permite tener un buen match con muchos platillos de la comida mexicana”, explica Luis Morones, Brand Ambassador de la D. O. Ribera del Duero, quien explicó a los asistentes las características generales de los vinos de la región española, así como las particularidades de la media docena de etiquetas degustadas para la ocasión: Avaniel rosado cosecha 2020, Celeste crianza 2018, Pesquera crianza 2018, Torre Albeníz reserva 2014, Arzuaga gran reserva 2011, y Luz Millar roble cosecha 2018.

Por su parte, Josefina López Méndez, chef ejecutiva del restaurante Chapulín, ofreció a los asistentes en menú de cuatro tiempos elaborado con elementos representativos de la gastronomía mexicana —tostadas de chapulines con quesillo, flores de calabaza rellenas de requesón, lechón confitado con mole negro oaxaqueño y puré de plátano, y fresas asadas con crema y chocolate blanco— que, es importante recalcar, no sólo pueden degustarse en restaurantes, sino retomar sus ingredientes para prepararse en casa.

“El lechón, por su sabor más potente y graso, demanda un vino a la altura, donde el Ribera del Duero le va muy bien”, explica Josefina, una de las principales exponentes de la gastronomía mexicana, “pero, además, le agregamos un espejo de mole negro oaxaqueño y puré de plátano asado al carbón; el primero le aporta los tonos compotados de los frutos maduros, que establecerán un paralelismo con los que se encuentran en el vino, mientras que el tono dulce del plátano busca contrastar el sabor de la bebida”.

Las opiniones favorables de los asistentes no se hicieron esperar. Michelle Carlín, titular de Mina Wine, con casi 60 mil seguidores en Instagram y Facebook, expresó al término de la comida: “Ya varias veces había tenido experiencia de vino maridado con comida mexicana, donde volví a comprobar que los vinos tintos tienen la posibilidad de poder hacer armonía con platillos especiados, como el mole con su gran carga de ingredientes; aquí reafirmé lo que siempre he pensado de la tempranillo, que es una uva súper adaptable y que la parte de envejecimiento en barrica y el tiempo que permanece en botella hace una ecuación muy interesante para que el vino funcione muy bien, lo que no pasa con cualquier uva”.

Por su parte, Pedro Escobar, otro difusor del mundo del vino en plataformas digitales, y autor del libro Los buenos vinos de la historia, manifestó lo siguiente: “Fue algo muy sofisticado por toda la tradición y gran calidad que tienen los vinos de Ribera del Duero, al contrastarlo con un tema desconocido en el Viejo Mundo como la comida mexicana, la cual siempre ha sido un desafío para todas las vinícolas del mundo, y que aquí salió bien librado”.

Dos de los platillos acapararon la atención del especialista invitado: “La experiencia con la flor de calabaza y el requesón fue muy interesante, al resultar una combinación que nadie suele explorar; con el lechón, el mole le aportó una gama de sabores más allá de la grasa, mientras el plátano le aportó dulzor y cremosidad, elementos muy latinos, que resultaron un gran descubrimiento al combinarlos con el vino.

¡Todo listo!
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Los vinos Ribera del Duero, protagonistas con el Brand Ambassador Sommelier Luis Morones.