Contrario a lo que pareciera una inamovible costumbre, los vinos no sólo pueden acompañar una comida donde las proteínas animales engalanan al platillo principal, lo que marginaría de su disfrute a quienes no las consumen.
“Los vinos de Ribera del Duero son muy versátiles, y se abren camino en muchas gastronomías”, señala Luis Morones, Brand Ambassador de la prestigiada Denominación de Origen española, quien agrega a los habituales vinos blancos y rosados para acompañar “ensaladas y platillos sin carga animal”, los tintos sin tanto añejamiento, como las variedades roble y crianza.
“Para mí es muy importante tener opciones vegetarianas para hacer un maridaje”, añade por su parte Martha Márquez, influencer que puede buscarse en las redes sociales como The Enologist, quien desde hace una década procura evitar consumir carne. Entre sus platillos favoritos destacan los ceviches, elaborados con palmitos, espárragos u hongos frescos, aunque recién probó otro de maíz y mango que ofrecía una refrescante mezcla de sabores frutales con marcadas notas cítricas y saladas, maridadas con un Ribera del Duero rosado cosecha 2020, “el cual nunca había explorado y quedó perfecto”.
Un mayor reto, igualmente superado de manera exitosa, implicó maridar un gran reserva Ribera del Duero con un ingrediente tan inusual como la coliflor, preparado a manera de los tacos al pastor mexicanos, acompañada de su tradicional adobo y piña asada. Platillo complicado, comenta Luis Morones, aunque su preparación al pastor resulta una gran solución, al aportarle un sabor especiado con un toque ligeramente picante, que el vino puede soportar, mientras que la piña asada agrega un toque frutal y ácido, “el cual le ayudará a hacer un buen match con un vino reserva”.
Luego de disfrutar la original propuesta de maridaje, Martha Márquez opina con entusiasmo: “No es un vino de contraste como tal, sino que lo acompaña y complementa, “porque todas sus especias vienen en el adobo del pastor, mientras que lo agridulce también funciona perfecto”.