La Cuarta edición de The Best of Ribera del Duero, celebrado a finales del pasado mes de septiembre, no solo reunió a lo mejor de los profesionales del vino de Guadalajara, para seleccionar sus vinos favoritos de esta Denominación de Origen española, sino que les brindó las mejores condiciones e implementos para realizar su labor, lo que conllevó el patrocinio de copas Riedel para disfrutar al máximo todas las características del casi cien etiquetas catadas, para elegir sus 30 favoritas.
Esto permitió platicar con Ignacio Oreindain, uno de los profesionales convocados, quien desde hace seis años funge como distribuidor y embajador de Riedel en Jalisco y Baja California, a la par de desempeñarse como sommelier corporativo de Vinos América, entre otras funciones vinculadas desde hace tres lustros al mundo del vino, quien nos compartió su visión de la evolución del mercado en la capital jalisciense.
“Han sido como etapas, pero de 15 años para acá ha habido una evolución del mercado del vino en Guadalajara, sobre todo con el tema del vino mexicano; antes había mucho vino italiano, por los restaurantes de cocina italiana que abundan en la ciudad, y de España siempre ha habido Rioja y Ribera del Duero, este último de lo más bebido, en todos sus estilos.”
El especialista consultado —quien gestionó 400 copas para la realización de The Best of Ribera del Duero— identifica a las bodegas de vino mexicano como el detonador de este fenómeno, gracias al incremento en la calidad de la elaboración de sus productos, aparejado con la promoción de su consumo en eventos locales como De la Viña a la Copa, concurrido festival organizado desde años atrás en Guadalajara.
Orendain identifica una década atrás el inicio de una siguiente etapa de desarrollo, cuando se presentó una diversificación de la oferta con vinos de otras latitudes, como Australia, Nueva Zelanda, Francia y Alemania, que a la fecha se encuentran integrados a las cartas de vinos de no pocos restaurantes de la ciudad, mientras que la pandemia disparó la compra de producto en línea. También han ayudado las catas y cursos continuamente impartidos, así como los clubes de amantes del vino existentes, que incluyen charlas por zoom con vitivinicultores de diversas bodegas mexicanas y de otros países.
No puede dejar de mencionar la buena gastronomía existente en Guadalajara, que a su vez ha ayudado con el boom del vino, en etapas muy parecidas: “Lugares como el restaurante Xokol, donde emplean diferentes tipos de maíz y productos de la milpa, a la par de contar con una interesante oferta de vinos naturales e internacionales, así como cervezas artesanales, con los que sorprende a la gente que no estaba acostumbrada a hacer maridajes con estos elementos”.
Ignacio, quien empezó a abrir el mercado de Riedel en Guadalajara con una quincena de cajas con 12 copas cada una, no duda en señalar las copas que distribuye han ayudado muchísimo al crecimiento de la cultura local del vino, porque antes la gente no veía la diferencia entre una de vidrio y otra de cristal: “A mí me toca realizar las experiencias Riedel en las escuelas de gastronomía y hostelería, y ves las sorprendidas cara de los alumnos, como diciendo ‘No vuelvo a probar el vino en copas de vidrio nunca’”.