Desde agosto del año pasado, cuando las autoridades permitieron en el país la reanudación de actividades en condiciones controladas para afrontar la pandemia, el Consejo Regulador de Ribera del Duero tomó toda clase de medidas para salvaguardar la salud de los asistentes a sus actividades.
Sería la primera edición de The Best of Ribera del Duero, realizada en agosto de 2020, donde se inició la implementación de las medidas sanitarias prevalecientes hasta ahora, cuando una veintena de los más reconocidos sommeliers mexicanos acudieron a la terraza del restaurante Au Pied de Cochon, dentro del hotel Presidente Intercontinental Polanco, en Ciudad de México, misma que volverá a albergar dicho evento, el próximo 21 de septiembre, luego de reprogramarse tres semanas después de lo contemplado, como medida adicional de prevención.
Aparte de los protocolos sanitarios establecidos por el propio restaurante, en ese entonces a cada uno de los asistentes se les entregó al llegar un cubrebocas y careta abatible que debieron utilizar en todo momento, excepto al catar los vinos para determinar sus favoritos, amén de disponer en sus lugares de recipientes individuales con gel antibacterial y materiales de trabajo empaquetados.
Contrario a lo acostumbrado en esta clase de eventos, desde entonces se prescindió de tomarse la fotografía grupal de los asistentes, a quienes también se les solicitó permanecer todo el tiempo en sus lugares asignados. Si bien para la nueva edición de The Best of Ribera del Duero, los someliers ahora convocados prescindirán del uso de caretas, decidió ampliarse la separación entre las mesas donde serán acomodados —cuatro en cada una, cuando habitualmente están destinadas hasta para diez comensales—, al tiempo de disponer en sus lugares de un código QR, con el que podrán descargar directamente en sus teléfonos móviles la información de todos los vinos dispuestos para la ocasión.
A su vez, tanto las botellas de las 81 etiquetas seleccionadas para la segunda edición de The Best of Ribera del Duero, como las 400 copas requeridas llegarán a la sede del evento una semana antes —similar anticipación se manejó durante la primera edición—, para sólo manipularse el día del la actividad por el personal de servicio del restaurante y el sommelier a cargo de coordinar la cata. Las copas colocadas sobre las mesas dispondrán de una cubierta individual que retirará el propio comensal al momento de servírsele el vino a catar, quien también dispondrá ahora de una escupidera individual con tapa, que se desechará al terminar la cata.
Las actividades de promoción de los vinos de la región de Ribera del Duero continúan adelante en México, con todas las medidas necesarias para resguardar la salud de sus participantes.