Los vinos de Ribera del Duero han patrocinado desde el principio un evento propio que, año con año, cobra mayor relevancia: el Torneo de Polo Ribera del Duero, que recién celebró su cuarta edición en el Club Tecamac, Estado de México, con la mayor participación de competidores y espectadores hasta ahora registrada.
Fue en esta misma sede donde, en 2019, se realizó la primera edición del torneo, entonces con la participación de 20 polistas agrupados en cuatro equipos, misma cantidad de equipos que participaron en 2021 en un campo aledaño a la autopista México-Toluca, luego de suspenderse el evento por el estallido de la pandemia, y 2022 en Valle de Bravo.
La participación se duplicaría para esta ocasión, celebrándose los encuentros en los tres campos de polo existentes en el club —cada una con una extensión equivalente a seis canchas de futbol profesional, lo que demanda que cada polista disponga de relevos de monturas durante los partidos—, desde el miércoles 8 de marzo, hasta disputarse la final tres días después, sábado 11, en este club con más de cuatro décadas de albergar la práctica de este deporte antes destinado a la realeza.
“Ahora fue el doble de equipos que habían participado antes; vinieron jugadores de Baja California, Valle de Bravo y Monterrey, y hubo gente que se quedó fuera”, comenta con orgullo Mar Garibay, coordinadora general del torneo, presenciado ahora por más de 200 espectadores, y con cobertura de diversos medios nacionales. “Nosotros queremos fomentar el polo; este torneo es más amistoso, no tanto de competencia, por eso hicimos algo más amigable para todos: polistas, espectadores y patrocinadores”.
Mar Garibay ya visualiza la próxima edición de la competencia, a realizarse en 2024, con un mayor alcance y relevancia: “El torneo puede crecer mucho, porque contemplamos internacionalizarlo para el próximo año; hay gente interesada en participar de otros países de Centro y Sudamérica”.
Y agrega con emoción: “Creo que después de esto se han dado a conocer más los vinos de Ribera del Duero, porque antes se tenía la impresión de que beber vino era una afición de viejitos, y ahora los jóvenes buscan consumirlo, como pudimos apreciarlo el día que se celebró la final del torneo. No se me hubiera ocurrido antes vincular vino con polo, y resultó una gran mancuerna, porque la gente lo disfruta mucho y el mercado es el mismo: ambos son muy exclusivos y van de la mano”.