Tras 68 días que abarcaron del 28 de agosto al 4 de noviembre, concluyó la vendimia 2024 en Ribera del Duero, con la recolección de 950 mil toneladas de uva en 26,658 hectáreas inscritas —de los que el 99.35% fueron de las variedades tintas, donde predomina la tempranillo, cepa emblemática de la región—, que involucró la ardua labor de poco más de cinco mil viticultores, quienes este año afrontaron desafíos climáticos sin precedentes. No obstante, se lograron los equilibrios de maduración necesarios para cosechar uvas de alta calidad.
A diferencia de anteriores años, la vendimia de 2024 se desarrolló en adversas condiciones climatológicas, al antecederle abundantes precipitaciones pluviales y marcadas variaciones térmicas —sumadas a las habituales heladas y los episodios de granizo presentados durante la primavera—, que impactaron desde la etapa de floración hasta la maduración final de las uvas.
Sin embargo, esta combinación de factores climáticos jugaron a su vez un papel crucial en el desarrollo de uvas de alta calidad, elemento fundamental para elaborar vinos excepcionales, gracias a la capacidad de adaptación de los viticultores para ajustar sus tiempos de cosecha para aprovechar las mejores condiciones posibles y obtener racimos en su punto óptimo de madurez.
“Este manejo estratégico no solo ha compensado la reducción en el volumen de la cosecha, sino que también propició un equilibrio ideal en los procesos de maduración alcohólica y fenólica, asegurando la sanidad y la integridad de las uvas. El resultado anticipado es una añada que destaca por su complejidad y profundidad, reflejando la resiliencia y el ingenio de Ribera del Duero al convertir los retos climáticos en vinos de alta calidad”, explicaría Alberto Tobes, responsable de Viticultura y Enología del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero.
En cuanto a sus técnicas de recolección, cabe destacar el predominio de la técnica manual en más del 68% de los viñedos de la región, lo que garantizó la precisión en la selección de racimos y para mantener una alta calidad en todo el proceso de vendimia. Todo esto anticipa una añada que se caracterizará por su frescura, elegancia y complejidad, con vinos tintos que revelarán una estructura elegante y una complejidad matizada.
Enrique Pascual, presidente de la D.O. Ribera del Duero, ofrece una reflexión final sobre la vendimia recién concluida: “La gran heterogeneidad de suelos, la orografía, la altitud y la orientación de nuestros viñedos, unido al buen saber hacer de nuestros bodegueros, tendrán su reflejo en los vinos de la añada 2024 que se elaboren y que salgan al mercado mostrando la diversidad, la complejidad y gran calidad de aquellos”.