Partidarios y detracores del capeado, cuestionado origen bicentenario dentro de un convento poblano para agasajar a Agustín de Iturbide —que algunos atribuyen más al mito mercadotécnico que la veracidad histórica—, ajustes en su receta que prescinden ahora del acitrón para evitar la extición de la biznaga de donde se extrae el ingrediente proscrito por razones ecológicas, inspiración de variantes de hamburguesas, sushis y otros escandalizantes platillos para paladares ortodoxos. Como todos los años, ningún otro platillo de la gastronomía mexicana genera tanta expectativa ante la llegada de su temporada como los chiles en nogada, presente por igual en los restaurantes de alta gastronomía como en las mesas de los mercados populares, donde siempre propicia una fiesta sensorial entre quienes los disfrutan.
Su complejidad de texturas y sabores, igual de barrocas que el mole, la otra creación emblemática de la gastronomía mexicana, permite atractivos maridajes donde el vino ocupa un lugar preponderante, igual burbujeantes espumosos que limpian el paladar antes de cada bocado, como los rosados que armonizan con la variedad de frutos integrados al platillo, donde las variedades de Ribera del Duero ofrecen una gran experiencia al paladar.
A diferencia del grueso de los vinos rosados, explica Luis Morones, Brand Ambassador mexicano de la Denominación de Origen de Ribera del Duero, estos vinos españoles ofrecen una afortunada combinación de frescura, frutalidad, acidez —ligeramente más marcada que la presente en los vinos tintos— y moderado nivel alcohólico, que permiten una feliz convivencia con los sabores del chile en nogada.
La ligera presencia de tanino percibida en el paladar, agrega el experto consultado, añaden una sensación de astringencia, aportándole mayor cuerpo al vino y diferenciándolo del resto de los rosados, lo que le permitirá acompañar al chile en nogada y otros platillos con sabores más estructurados.
Los vinos de Ribera del Duero se suman a la fiesta gastronómica de la temporada de chiles en nogada 2022.
