El próximo 28 de noviembre, el Club Industrial de Monterrey albergará la segunda etapa de la edición 2024 de The Best of Ribera del Duero donde, en colaboración con Grupo Milenio, 70 consumidores finales elegirán por medio de una cata a ciegas sus 10 etiquetas favoritas, entre las 30 seleccionadas previamente por una quincena de prestigiados sumilleres de la región durante la primera etapa del evento, celebrada a finales del pasado mes de agosto.
Como en ocasiones anteriores, el evento será conducido por Luis Morones, brand ambassador en México de la Denominación de Origen Ribera del Duero, en esta ocasión con la presencia de Priscilla Frausto, sommelier corporativa del grupo restaurantero Pangea, de la ciudad de Monterrey quien, además, recién participó en la misión inversa que visitara diversas bodegas de esta región vitivinícola española.
La sommelier de Pangea comparte su reciente experiencia en Ribera del Duero:
“Desde que recibí la invitación, estaba muy emocionada de conocer más a fondo la región y sus productores, algunos con estilos que no conocía. Resultó muy interesante ver cómo han evolucionado algunas de las tendencias del vino, sin perder su individualidad como región vitivinícola, con tanta historia y tradición. Resulta admirable su pasión y trabajo por mejorar la calidad de los vinos y, obviamente, la calidad de toda la región. Se percibe el amor que le tienen todos a esta profesión. También noté mucho el apoyo del Consejo Vitivinícola a todas las bodegas, independientemente del estilo que maneje cada una de ellas, lo cual me resultó muy alentador y me hizo regresar con mucha inspiración sobre cómo compartir en Monterrey mi experiencia con los vinos de Ribera del Duero.”
Y sobre esto último profundiza un poco más sobre el tema, de cara a la segunda etapa de The Best of Ribera del Duero, a realizarse en el Club Industrial:
“Hablando de Monterrey, es importante señalar que su consumo de vino ha ido creciendo paulatinamente, aunque todavía le queda mucho potencial, lo cual me resulta muy motivante. Existen muchos consumidores ‘tradicionales’ que buscan las bodegas ‘clásicas’, y quieren que el vino vaya específicamente con la comida de la región: cortes de carne, cabrito, lechón, etcétera; pero, algunas veces, ese mismo vino ‘potente’ lo toman con algún sushi o aguachile, lo cual resulta un poco raro. Pero, también, tenemos un consumidor ‘nuevo’ o ‘joven’ de Monterrey, y en general del norte del país, que están abiertos a estilos nuevos, y es ahí donde veo una oportunidad para los productores que conocí durante el viaje y están elaborando cosas novedosas.”