Algunos medios españoles lo consignaron como un hecho consumado, aunque el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) en línea todavía registra un sinónimo que molesta a los amantes de los vinos de Ribera del Duero y cualquier otra región del mundo, al definirlo también como caldo, aludiéndolo en los siguientes términos: jugo vegetal, especialmente, el vino, extraído de los frutos y destinado a la alimentación.
Lo anterior viene a colación por la noticia que circula en las redes sociales sobre el enólogo Diego Cutillas Abellán quien, se dice, consiguiera que la RAE eliminara dicho concepto en su acepción relativa al mundo del vino, luego de años de manifestar su inconformidad a través de la Asociación de Enólogos de la Región de Murcia, donde se desempeña como secretario.
Para el enólogo y campeón español de catadores de vino, medio siglo atrás, el término alude más al caldo de cocido —mientras que en México correspondería al caldo de pollo o camarón— que poco tiene que ver con el mosto de uva fermentado, lo cual incluso encuentra despectivo, igual que para muchas otras personas. Aunque aquí cabría añadir lo consignado por la periodista Yolanda Hernández S., quien menciona la añeja costumbre prevaleciente en otros países europeos, como Francia, Alemania y Austria, de calentar y especiar el vino antes de consumirlo, lo que explicaría su inclusión en la terminología alusiva.
No es la primera vez que ha tratado de suprimir la palabra caldo como sinónimo de vino ante el principal organismo regulador del idioma español, incluso por medio de la plataforma change.org, no solo por considerarlo inexacto sino hasta pedante.
Por mientras, en la práctica, un vino de Ribera del Duero, como de cualquier otra denominación o procedencia, seguirá descorchándose de su botella para servirse en copas que se llevarán a la boca, mientras los caldos continuarán preparándose alrededor del mundo en ollas o cazuela, antes de servirse en platos y tazones para consumirse con cuchara, sentados a la mesa.